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martes, 27 de septiembre de 2011

Asma en los Niños

¿Qué es el asma en los niños?

La palabra asma se origina de una antigua palabra griega que significa jadeante. Esencialmente, el asma es una incapacidad de respirar adecuadamente. Cuando una persona inhala, el aire pasa por los pulmones mediante las vías respiratorias progresivamente más pequeñas llamadas los bronquiolos. Los pulmones contienen millones de bronquiosolos, todos conducen a los alvéolos --bolsas microscópicas donde oxígeno y dióxido de carbono se intercambian. 

El asma es una condición crónica en la cual estas vías respiratorias experimentan cambios cuando son estimuladas por alergenos u otros factores ambientales provocadores que causan en los pacientes tos, sibilancia y falta de aliento (disnea). 




El asma parece tener dos etapas principales.
1.     Primero, las vías respiratorias de las personas con asma tienen una exagerada o hiperreactiva respuesta a los alergenos inhalados u otros irritantes que causan en ellos una agitación. Los músculos lisos en las vías respiratorias se estrechan, reduciéndose en exceso. Debe tomarse nota de que las vías respiratorias en los pulmones de toda persona responden mediante el estrechamiento cuando se exponen a alergenos o irritantes, sin embargo, las personas sin asma pueden respirar profundamente relajando las vías respiratorias, y liberando los pulmones del irritante. Cuando los asmáticos tratan de tomar aquellos mismos alientos profundos, las vías respiratorias no se relajan y los pacientes jadean por el aliento. Los músculos lisos en las vías respiratorias de las personas con asma pueden tener un defecto, quizás la falta de un crítico producto químico que previene que los músculos se relajen.
2.     Esta primera etapa es seguida por una segunda respuesta inflamatoria en la cual los sistemas inmunitarios responden a los alergenos u otros factores provocadores ambientales descargando glóbulos blancos y otros factores inmunes a las vías respiratorias, que causan que las vías respiratorias se hinchen, se llenen de líquido y produzcan un moco pegajoso y espeso. Esta combinación de incidentes da lugar a tos, sibilancia, falta de aliento, incapacidad para respirar adecuadamente y una tos que produce flema. La inflamación pulmonar parece estar presente en todos los pacientes con asma, aún en los casos leves, y juega una función clave en todas las formas de la enfermedad.

¿Qué causa el asma?

Los mecanismos que causan asma son complejos y varían entre grupos de población y aún entre individuos. La sensibilidad genética, que probablemente incluye varios genes, junto con diversos componentes ambientales son las causas principales del asma. Muchos enfermos de asma también tienen alergias y los investigadores están investigando los factores en las respuestas alérgicas que pueden causar asma en algunas personas. No todas las personas con alergias tienen asma, y no todos los casos del asma pueden ser explicados por una respuesta alérgica. Algunos expertos están buscando una conexión entre las infecciones víricas y el desarrollo del asma en las personas genéticamente susceptibles. Los investigadores también están detectando en algunos pacientes con asma, una sobreproducción de una enzima muy potente llamada endothelin, que es responsable por la reducción de los vasos sanguíneos y las vías respiratorias, la hiperreactividad de la vía respiratoria, la secreción de moco y quizá aún pueda desencadenar agentes inflamatorios. Además de los problemas en las vías respiratorias, los investigadores también están descubriendo que las anormalidades en el tejido del pulmón mismo pueden contribuir al asma. La enfermedad de reflujo gastroesofágico también contribuye a algunos casos de asma. 

La respuesta alérgica

En las personas que tienen asma causado por una respuesta alérgica, una serie de acontecimientos no todavía completamente sobreentendidos, conducen a inflamación e hiperreactividad en las vías respiratorias. Los factores en esta orquesta de factores del sistema inmunitario parecen ser los glóbulos blancos llamados células-TH2, un subgrupo denominado células T auxiliares. Estas células sobreproducen interleuquinas (IL, por siglas en inglés), un subgrupo de factores inmunes conocidos como citoquina. De interés especial son la IL 9 y la IL 5. La interleuquina 5, por ejemplo, parece atraer las células eosinófilas que son importantes para la hiperreactividad de la vía respiratoria. La interleuquina 9 estimula el descargo de los anticuerpos conocidos como inmunoglobulinas E (IgE). Durante un ataque alérgico, estos anticuerpos pueden unirse a diversas células en el sistema inmunitario, incluyendo eosinófilos, basófilos y los mastocitos, que están generalmente concentrados en los pulmones, la piel y las membranas mucosas. Una vez que el IgE se une a los mastocitos, estas células se programan para liberar varios productos químicos, en particular aquellos conocidos como leucotrienos, que causan cambios inflamatorios en las vías respiratorias de los pulmones, incluyendo la reducción de las vías respiratorias, la producción de moco y la estimulación de las terminaciones nerviosas en el recubrimiento de la vía respiratoria. 

Factores genéticos
Los factores genéticos desempeñan una función en la enfermedad; cerca de un tercio de todas las personas con asma comparten el problema con un miembro cercano de la familia. En un reciente estudio principal, los investigadores descubrieron que regiones genéticas específicas aumentan el riesgo del asma en diferentes poblaciones étnicas, por ejemplo, los afroamericanos, los hispanos y los caucásicos. Curiosamente, las regiones genéticas asociadas con alergias e hiperrespuesta --factores ampliamente asociados con el asma-- no fueron tan significativas como otras. 
Factores ambientales que precipitan un ataque de asma

Alérgenos y otros factores desencadenantes comunes
 

Los alergenos son con mayor frecuencia el factor desencadenante del asma en los niños. En un estudio con niños asmáticos en las ciudades internas, cerca de 37% fueron alérgicos a las cucarachas, 25% a los ácaros de polvo y un 23% a los gatos. Las alergias de gatos pueden desencadenar el asma muy severo; en un estudio triplicaron el riesgo de hospitalización. En el mismo estudio, se encontró que las alergias a las cucarachas duplicaban el riesgo; las alergias a los ácaros de polvo, encontrados en el polvo doméstico, y a los perros no parecían tener ningún efecto en la hospitalización, aunque son capaces de desencadenar los ataques de asma. Un ataque de asma también puede ser causado por el aire frío, las tormentas con truenos, el ejercicio, extremas emociones emocionales y los irritantes directos al pulmón como caspa de animales, humo de tabaco, polen, mohos y hongos. 

Contaminantes ambientales
 

La contaminación ambiental se ha asociado con el desarrollo del asma. Contaminantes específicos proyectados por su función en el desencadenamiento del asma incluyen ozono, gases diesel, dióxido de azufre producido por las industrias papeleras y de energía y dióxido de nitrógeno emitidos por los caños de escape y los hornos de gas. Los niños parecen ser particularmente susceptibles al hollín y a otras partículas pequeñas en el aire. 

Humo de segunda mano
 

Estudios están descubriendo que el humo pasivo en el hogar aumenta el riesgo del Masa en los niños. Este riesgo se extiende aun al feto de las mujeres embarazadas que fuman. 

Ejercicio

El correr o el ejercicio extremo puede precipitar un ataque en un 80% de niños con asma. El asma inducido por ejercicio (EIA, por siglas en inglés) es diferente al asma alérgico ordinario; algunas personas tienen solamente un tipo de asma, otras tienen ambos. EIA ocurre con más frecuencia durante ejercicio intenso en el aire seco frío. 

Alergias alimentarias
 

Cerca de un 8% a un 10% de niños con asma también tienen alergias alimentarias. Los niños asmáticos con alergias alimentarias también parecen tener un alto riesgo de reacciones potencialmente fatales a tales alimentos. En los infantes y los niños pequeños, parece ser que la alergia a los huevos es un predictor principal del asma. Si los niños pequeños muestran señales de, o son positivos al examen de las alergias alimentarias, los padres deben usar extra precaución en prevenir la exposición a cualquier factor común que desencadene el asma. 

Bajo peso al nacer

Parece ser que las personas que comenzaron sus vidas con bajo peso al nacer corren el riesgo de padecer de asma, bronquitis y otra enfermedad del pulmón durante toda su vida. Los expertos sugieren que las vías respiratorias se desarrollan anormalmente en los fetos desnutridos. 

Inmunizaciones

Una teoría que trata de explicar el aumento notable del asma infantil, culpa la tasa mayor de inmunizaciones durante la niñez a ciertas enfermedades infecciosas, incluyendo sarampión y tos ferina. Sin vacunación, cunado los niños contraen estas infecciones, el sistema inmunitario descarga glóbulos blancos llamados ayudantes T-1 (TH1, por siglas en inglés), células que estimulan otros factores inmunes que luchan contra la infección. Al mismo tiempo, TH1 suprime al combatiente de células T de infección por suplentes llamado T-2 (TH2, por siglas en inglés); estos glóbulos blancos comúnmente desencadenan los anticuerpos que atacan los alergenos transportados por el aire y provocan la respuesta inflamatoria típica del asma. Los expertos postulan que en algunos niños que se vacunan contra estas enfermedades, las células TH2 permanecen activas y estimulan el asma. 

Trastornos médicos contribuyentes

Tanto como un 89% de pacientes con asma también tienen enfermedad de reflujo gastroesofágico (GERD, por siglas en inglés), la causa de la pirosis. GERD puede desencadenar el asma en muchos casos a través del derrame del ácido en las vías respiratorias que como resultado desencadena una respuesta hiperreactiva. GERD puede ser sospechado en los pacientes que no responden a los tratamientos contra el asma, a cuyos ataques de asma siguen episodios de pirosis, o cuyos ataques son peores después de comer o hacer ejercicio. En tales casos, el tratamiento de la pirosis puede resolver el asma [vea Well-Connected, Informe #85 Heartburn and Gastroesophageal Reflux Disease]. La sinusitis y la rinitis (la inflamación de los senos y la cavidad nasal) y los pólipos en la nariz pueden contribuir a los síntomas del asma.

¿Cuáles son los síntomas del asma en los niños?

Los síntomas principales del asma son tos, sibilancia y la falta de aliento (disnea). En los niños con síntomas asmáticos, es particularmente importante que primero se considere como causa posibles objetos extraños inhalados como los cacahuetes, las infecciones víricas como el crup y las infecciones bacterianas, que pueden ser acompañadas de fiebre elevada, y progresan rápidamente. Cualquier niño que tiene tos frecuente o infecciones respiratorias debe ser examinado para determinar la presencia de asma. 

El asma se clasifica como leve cuando un niño experimenta uno o dos breves episodios semanalmente; en el asma moderado, los episodios ocurren más de dos veces por semana, y el asma severo es marcado por síntomas continuos. De gran inquietud son estudios que dicen que las personas, incluyendo niños, con asma potencialmente mortal, se vuelven insensibles a los síntomas y quizás no reconocen los indicadores peligrosos. El asma es generalmente peor durante la noche y los ataques ocurren a menudo entre las 2 y las 4 a.m. por varias razones: los cambios químicos y de temperatura corporal causan la inflamación y el reducimiento de las vías respiratorias; respuestas alérgicas retardadas pueden ocurrir a causa de la exposición a los alergenos durante el día; hacia la madrugada, los efectos de los medicamentos inhalados pueden desaparecer y desencadenan un ataque. 

Al comienzo de un ataque, el niño siente típicamente la constricción, o tirantes, en el tórax que es a menudo acompañada de una tos no productiva; la respiración del niño puede convertirse audiblemente áspera. La ansiedad y agitación son comunes. La sibilancia cuando se respira casi siempre está presente durante un ataque. Los síntomas varían en su gravedad, de episodios leves ocasionales acompañados por la falta de aliento a la sibilancia diaria que persiste a pesar de grandes dosis de la medicación. Generalmente, el ataque empieza con sibilancias y respiración rápida y según se torna más severo, todos los músculos de respiración se convierten visiblemente activos. Los músculos del cuello se pueden contraer y la conversación puede tornarse difícil o imposible. A menudo, el final de un ataque se marca por una tos que produce un moco espeso y filamentoso. 

Sin tratamiento eficaz durante un ataque, el agotamiento puede contribuir al agravamiento de la dificultad respiratoria. Cuando el tórax lucha para traer suficiente aire a los pulmones, la respiración a menudo se torna llana. En una situación potencialmente mortal, la piel se convierte de color azulado, la piel de alrededor de las costillas del tórax parece ser hundida y el paciente empieza a perder el conocimiento. 

Después de un ataque inicial agudo, la inflamación persiste de días a semanas. Un problema principal con el asma es que este segundo estadio puede que no cause síntomas, no obstante, la inflamación debe tratarse porque generalmente causa recaída con constricción renovada de las vías respiratorias y los ataques subsecuentes. 

Aunque la sibilancia es el sello distintivo del asma, muchas otras enfermedades pueden producir sibilancia que imita el asma. La mitad de todos los niños y bebés padecen de sibilancia en algún momento, pero pocos contraen el asma. La mayoría de los bebés que se presentan con sibilancia todavía tienen vías respiratorias subdesarrolladas que no se normalizan según crecen. También pueden tener madres que fuman. Los infantes con asma suelen tener antecedentes familiares de alergias y asma. Pueden tener un sonido matraceador cuando tosen o la respiración alterada, y pueden presentar con enfermedades respiratorias frecuentes. 

¿Qué tipo de niños contraen el asma?

El asma afecta a cerca de 5 millones de niños menores de 18 años de edad en los Estado Unidos y ha aumentado por todo el mundo en las últimas décadas. Aproximadamente la mitad de todos los casos del asma se desarrollan antes de la edad de 10 años, y otro tercio antes de la edad de 40 años. Entre los niños más pequeños, el asma se desarrolla dos veces más frecuentemente en los niños que en las niñas, pero después de la edad de 10 años, el número de hombres y mujeres que contraen la enfermedad es aproximadamente igual. Los niños afroestadounidenses tienen un riesgo más alto que los niños caucásicos, pero los niños hispanos, en particular los que viven en barrios pobres de las ciudades, parecen enfrentarse al riesgo más alto de los tres grupos de la población. 

En América solamente, el riesgo en los niños aumentó en un 72.3% entre 1982 y 1994. Algunos estudios europeos atribuyen este fenómeno no a un aumento de los casos verdaderos de asma sino a otros factores. Un estudio británico indicó que los médicos en los consultorios de asma tienden a diagnosticar la enfermedad en exceso, y los expertos que analizaron 16 estudios que notificaron una tasa mayor de asma encontraron fallas en la interpretación. Creen que gran parte del aumento se debe a un mayor conocimiento por parte de los padres de la enfermedad y las diferencias en los criterios de diagnóstico. No obstante, otro estudio británico indicó que la enfermedad puede ser subdiagnosticada; en el estudio, un tercio de los niños que reportaron síntomas de asma no habían sido diagnosticados por los médicos y no estaban recibiendo tratamiento. 

No obstante, otras enfermedades respiratorias, la sinusitis y las infecciones del oído están claramente en aumento, sugiriendo que los factores de elementos transportados por el aire o ambientales pueden estar implicados. 

Las teorías que explican este ascenso notable apuntan a mejores condiciones de vida en los países industrializados. Un estudio reciente encontró que los niños en guarderías tienen un mayor riesgo de la sibilancia y las infecciones de las vías respiratorias inferiores. Algunos estudios indican que el riesgo de asma es alto en los niños menores de cinco años que se presentan con sibilancia, tienen resfriados del tórax con frecuencia o tienen una tos crónica, aunque algunos expertos creen que tales infecciones en realidad pueden proteger contra el asma en el futuro. 

En los niños pequeños, la sibilancia no predice necesariamente el asma. Otros científicos creen que debido a que los niños ahora están pasando tres horas o más de tiempo por día adentro ocupados en actividades sedentarias, incluyendo ver televisión, jugar juegos de video o empleo de una computadora, son sobreexpuestos a los alergenos internos y contraen el asma. 

Cerca de un 75% a un 80% de niños con asma tienen alergias. Un estudio australiano informó que la prevalencia de los ácaros de polvo, un alergeno identificado, subió junto con la aparición del asma en los niños entre 1978 y 1991. 

Perspectivas a largo plazo

Aunque la respuesta bronquial mejora en muchos niños cuando alcanzan la adolescencia, el mejoramiento generalmente no es completo y el asma puede surgir nuevamente y permanecer un problema durante toda la edad adulta. En un estudio, 72% de los hombres y 86% de las mujeres tuvieron síntomas asmáticos quince años después de un diagnóstico inicial. Sin embargo, sólo 19% de estas personas, todavía estaban viendo a un médico y sólo 32% tomaban cualquier medicación de mantenimiento.

Casi la mitad de los niños con asma alérgico tienen anormalidades de los senos nasales y se encuentran en peligro de sinusitis recurrente o crónica. Los niños cuya enfermedad es bastante grave como para requerir esteroides tienen menos probabilidad de resolver el asma que otros. Hay ahora alguna evidencia de que el asma severo puede causar daño duradero y posiblemente cicatrización permanente, indicando que es muy importante introducir los medicamentos antiinflamatorios tan pronto como sea posible.

¿Qué confirmará el diagnóstico del asma en los niños?

Antecedentes médicos

El médico considerará seriamente un diagnóstico de asma si el niño tiene unos antecedentes de ataques periódicos de disnea, tos y sibilancia, quizás acompañados por la estrechez del tórax. Los padres deben describir el modelo de los síntomas y los factores de la precipitación posibles, incluyendo si los episodios a menudo ocurren en la noche, si son más frecuentes durante la primavera o el otoño (estaciones comunes de la alergia), y si el ejercicio, una infección respiratoria o la exposición al aire frío alguna vez han desencadenado un ataque. El médico debe estar informado sobre cualquier miembro de la familia que tenga unos antecedentes de trastornos alérgicos, como el eczema, urticaria o la rinitis (inflamación de los pasajes nasales). 

Pruebas de función pulmonar

Si se sospecha el asma, el médico generalmente realizará las pruebas de función pulmonar para confirmar el diagnóstico y determinar la gravedad de la enfermedad. Empleando un espirómetro, un instrumento que mide el aire tomado y espirado por los pulmones, el médico determinará varios valores: (1) la capacidad vital (VC, por siglas en inglés), que es el máximo volumen de aire que puede inhalarse o espirarse; (2) la tasa del flujo espiratorio de punto máximo (PEFR, por siglas en inglés), que es la máxima tasa del flujo que puede generarse durante una exhalación forzada; (3) y el volumen espiratorio forzado (FEV1, por siglas en inglés), que es el máximo volumen de aire caducado en un segundo. Durante un ataque, la reducción de las vías respiratorias disminuirá el PEFR y FEV1.

Si estas mediciones indican que un grado de obstrucción de vías respiratorias está presente, el médico puede administrar un broncodilatador (un medicamento que abre los pasajes de aire) y luego medir la función del pulmón nuevamente --revocación de la obstrucción confirma un diagnóstico de asma. Si no hay señales de obstrucción del paso del aire en el momento que el paciente se examina, el médico puede realizar una prueba de reto al administrar un medicamento (histamina o methacholine) para inducir un aumento en la resistencia de las vías respiratorias. Una respuesta positiva a esta prueba indica que el niño tiene asma. 

Diagnóstico del asma inducido por el ejercicio

Una prueba sencilla se puede emplear para examinar el asma inducido por el ejercicio en una escuela u oficina médica. Después de respirar en un espirómetro, el niño sube y baja un escalón hasta que un ritmo cardíaco de 150 a 200 latidos por minuto es mantenido, detectado con un monitor sujetado al tórax del niño. Después de tres y diez minutos, el niño respira en el espirómetro; si FEV1 ha descendido más de 15%, se sospecha el asma y el niño es remitido a un especialista de asma. 

Pruebas de laboratorio

El médico puede también realizar pruebas adicionales para descartar otras enfermedades o para obtener más información acerca de las causas del asma en el niño. Tales pruebas pueden incluir unas radiografías del tórax y el seno, recuento de sangre completo, examen del esputo para determinar la presencia de eosinófilos (glóbulos blancos que son sumamente característicos del asma) y pruebas de piel para medir la respuesta del niño a los alergenos inhalados comunes. 

Fuente: geosalud.com

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